pes trasparente







Encuentran pez que tiene %u cabeza transparente
Al ver la siguiente imagen no crea que está vien­do un extraterrestre. No es así, aunque parezca por tener la cabeza transparente y se le vea el cerebro, y posea dos esferas verdes que brillan en la oscuri­dad. Esta imagen es de un curioso pez que vaya que si está de Enterarse y Sorprenderse.

Las esferas son lentes de I unos ojos extrañísimos que tienen forma de barril, al ser de forma tubular. La cabeza de este extraordina-
rio animal está rellena de
un fluido. Y aunque nos parezca que este pez nos está mirando de frente, en realidad las lentes verdes nos indican que está mirando por encima de su ca­beza, en vertical, en busca de alimento.
¿Y los ojos?, se pregunta. ¿No se trata de esas dos aberturas negras que están por encima de la boca? Pues no. Se trata de unos órganos olfatorios llama­dos "nares" que serían análogos a los agujeros de nuestras narices.
Esta imagen, perteneciente al prestigioso Instituto de Investigación del Acuario de la bahía de Mon-terey, en California (MBARI, siglas en inglés de Monterey Bay Acuarium Reserach Institute) en realidad es la respuesta a un misterio que duraba medio siglo y que rondaba a esta extraordinaria criatura, que desde luego no es un extraterrestre, aunque podría muy bien pasar por él.
Su nombre científico es Macropinna microstoma, es un pez de las profundidades, y se pensaba que esos tubos fijos no podían moverse. El oceanógrafo Bruce Robinson ha mostrado que pueden rotar hacia adelante, gracias a una asombrosa película que ha podido "capturar" el comportamiento de este pez.
Los ojos en forma de barril se encuentran en otras formas de peces que pasan su vida posados en lo más profundo del océano, y se han adaptado para registrar la más mínima brizna de luz que delate una silueta de alguna presa potencial que pase por encima de ellos. El pez fue fotografiado a una profundidad de entre 600 y 800 metros gracias a un robot submarino.
El primer hallazgo de Robinson fue descubrir que la cabeza transparente estaba rellena de un extraño fluido que rodeaba los ojos, una intrincada adapta­ción que desaparecía cuando estos peces eran traí­dos a la superficie por culpa de la diferencia de pre­sión. Robinson observó en el vídeo del robot que el pez podía mover los ojos tanto vertical como hori-zontalmente, y además, tuvo la suerte de conservar al animal durante unas horas en el acuario del barco de investigación para confirmar este hallazgo.
El pez se alimenta de medusas y tiene un portentoso sistema digestivo para poder tragárselas.
La mayor parte del tiempo lo pasa "suspendido" entre las aguas y no en el fondo, con el cuerpo moviéndose en hori­zontal, pero con los ojos mirando hacia arriba, como si fueran un par de periscopios de un submarino.