existe ¿el amante ideal?





Digamos que está germinando en estas últimas generaciones, y no es hacer menos las destrezas amorosas de los señores mayores, pero la realidad es que hace décadas el papel del hombre en la cama con respecto a la mujer era muy machista, y no daba lugar a que la mujer se mostrara activa o expresara sus apetencias. Con la defensa de los derechos de la, mujer, aparece similarmente Ja demanda del rol activo en la vida íntima de la mujer y las peticiones a sus compañeros en materia sexual.
En lo referente al sexo todo se aprende, y el mejor amante del mundo es un eterno aprendiz que no teme al cambio. El amante ideal, contrariamente a ío que se cree, no es el que tiene un deseo sexual alto, y lo hace ocho veces a la semana, es aquel que sabe adaptarse y negociar la frecuencia de las relaciones sexuales con su pareja. También es aquel que cuida físicamente, porque quiere sentirse a gusto con su cuerpo y lo cuida, sin hacer de ello una obsesión o un ritual rígido. Le gusta sentirse atractivo para su pareja, y procura cuidar su olor, su ropa íntima, el ambiente del dormitorio. Además ¡as mujeres que participaron en la misma encuesta, dejaron en claro que aquel que consideran como 'el amante ejemplar' reuniera los siguientes requisitos:
Que k guste hablar de sexo con su amarrfe, expresar lo que le ha gustado, las fantasías que le gustaría llevar a cabo, lo que cambiaría, etc. Es atento, receptivo, y está abierto a las preferencias de su pareja. Se interesa por saber lo que al otro le excita más, acepta de buen grado las nuevas propuestas pero también es capaz de decirle que no si algún juego no le convence. Sabe que el sexo no comienza en la cama, se inicia la seducción horas antes: con mensajes, con miradas, con llamadas de teléfono, notas sorpresa, o cenas románticas.
Lleva en su repertorio de amante besos, juegos, palabras, abrazos, masajes, esn'muiación en zonas erógenas, etc. Siempre está dispuesto a aprender en el arte amatorio. Ha aprendido a controlar su eyaculación con la relajación y entrenamiento, sin acudir a trucos inadecuados o fallidos como pensar en la lista de la compra. Entiende que la relación ha de ser satisfactoria para ambos, y que ésta no se detiene cuando él eyacula, pues puede seguir estimulando a su compañera.
Es un caballero, y no describe con detalle a sus amigos las intimidades de su alcoba, a modo de chiste'narra sus hazañas sexuales evidenciando a las mujeres. No es sexista, y respeta a la mujer, a quien valora como una compañera con la que caminar a su lado, no por delante o detrás de ella. Muestra pacienc ia e interés por comprender el cuerpo y la anatomía íntima de la mujer. La trata con cuidado, y parece interesado en aprender qué tipo de estimulación y a qué ritmo le provoca más placer. Tiene en cuenta que el deseo sexual es algo que oscila y depende de multitud de variables.
Si después de lo leído, sigues pensando que dicho ejemplar no existe, es de pensarse ya que simplemente hablamos de un hombre que quiere compartir placer y afectos, en lugar de sentirlos únicamente.