El valor de un tapete, uno para cada habitación...



Los tapetes añaden calidez a un hogar. No se usan para esconder un piso maltratado (aunque pueden servir para ese fin). Combinarlos con el color de los muros, los muebles y el mismo piso, no es tan complicado, y experimentar con las texturas de una alfombra, siempre será un placer tanto para la vista como para el tacto.
Los materiales de los que está hecha una alfombra determinan su valor y durabilidad, los más comunes son la lana, el algodón, la seda y el nylon, y entre ellas existen variedades de precio y resistencia. Las alfombras de pelo largo (que comenzaron a usarse en los años 70), hoy están de moda. Una alfombra como ésta, al pie de la cama va de maravilla. Asi, levantarte cada mañana no será tan tortuoso y tus pies recibirán una suave sensación. Busca colores tenues para la alcoba, en donde lo que buscas es crear un ambiente relajado. Cuando un tapete sobrio se contrasta con el tapiz de tus sillones y cojines, le da un colorido único al espacio. Para una habitación como ésta, es recomendable que la alfombra sea lo suficientemente grande, para abarcar toda el área de los sofás y la mesa de centro.

Estampados grandes Con ellos hay que tener un poco más de cuidado, para que no desentonen con el resto de la decoración, particularmente porque una alfombra así, sin duda será el centro de atención.
Los tejidos de fibras naturales y colores neutros, son otra excelente opción para decorar alguna de tus habitaciones. Un tapete no llamará la atención únicamente por su vistoso o colorido diseño, sino por la inteligencia con la que ha sido colocado en un espacio determinado.
Para el área de trabajo en casa, es excelente elegir un diseño sencillo. Así, el ambiente será sereno y sin distracciones visuales. La mayoría de la gente elige alfombras rectangulares o cuadradas, sin embargo, las ovaladas o redondas, también se ven bien debajo de las mesas, sólo es cuestión de que te atrevas a experimentar.